• Mario Alvarado
• - agosto 29, 2014

Share on Facebook Tweet This Share on Google Plus Pin This Comparte

Una tarde de febrero, desde la sala de cómputo en su escuela en Florida Blanca, Liliana se puso a escribir el texto de su petición en Change.org, en la que le pedía a Avianca, una de las empresas emblemáticas del país, que facilitara el traslado a Medellín de su mamá, Nubia, quien contaba con una única oportunidad en esa ciudad para recuperar la visión que perdió tras un ataque con ácido en el 2010.

Su petición empezó a crecer, a compartirse y a firmarse. En un par de semanas, casi 20.000 personas ya habían puesto su firma. Avianca respondió a su petición y al final Nubia volvió a ver la cara de Liliana y de sus otros cuatro hijos.

Podría decirte que lo de Liliana es un caso aislado, pero en realidad es más habitual de lo que crees. Desde hace un tiempo los colombianos hemos empezado a comprender que allí donde la política no llega, llegamos los ciudadanos; que los temas que se escapan de la agenda de los medios, los podemos volver a poner sobre la mesa; que la única causa que se pierde es la que no se lucha.

Para que te hagas una idea, cada mes se inician cientos de peticiones en Colombia. Cientos de personas que, como Liliana, descubren, sufren o piensan en problemas que deben solucionarse. Y detrás de esas peticiones, hay miles de personas apoyándolas. Y otros miles de personas más participando de las victorias que se consiguen.

El Poder Disruptivo de la Red

¿Cómo ocurre esto? Internet ha revolucionado muchos aspectos de nuestra vida. También el modo en el que conseguimos cambios. Es tal el poder disruptivo de la red, que hoy vemos ejemplos como el de Liliana por todo el mundo.

Algo impensable hace unos años está teniendo lugar hoy: cualquiera de nosotros puede liderar un cambio a escala local, nacional o incluso global.

Hoy, cualquier persona puede convertirse en el líder de un movimiento, respaldado por miles de ciudadanos. Internet ha rebajado las barreras tradicionales del liderazgo y hoy vemos que, como sucedió con Liliana, no es necesario tener grandes cantidades de dinero, ni una gran organización detrás para poder cambiar lo que nos rodea.

Hoy, la manera en la que luchamos contra los grandes problemas es muy diferente. Cada día miles de personas crean y firman peticiones sobre miles de asuntos. Los grandes problemas se enfrentan ofreciendo miles de pequeñas soluciones que poco a poco consiguen atacar las raíces de los mismos.

Actualmente la velocidad a la que se hacen y deshacen este tipo de movimientos es vertigionosa, como lo es también la velocidad a la que se consiguen dichos cambios. Personas que quizás llevaban años luchando por una causa ven cómo todo se soluciona semanas después de haber iniciado una campaña de presión en Internet. Y los millones de personas que apoyan estas campañas ven por su parte cómo cada vez se ganan más casos de forma más rápido.

Algunos dicen que Internet no sirve para nada, que lo virtual no se traduce en casos reales. Frente a esos comentarios de pasillo, los hechos: miles de personas en Colombia ya saben lo que se siente recibir un correo en el que te anuncian que la petición que firmaste consiguió cambiar algo. Miles de personas ya saben lo que se siente al ver que tu petición ha conseguido cambiar la realidad. Y esto es solo el principio.

También puede interesarte

¡TEDxBogotá está buscando colombianos con grandes ideas!

¿Cómo puede el reciclaje mejorar la vida de las mujeres?

• Mario Alvarado
Mario Alvarado ha trabajado con iniciativas ciudadanas, organizaciones estudiantiles y de la sociedad civil en Colombia y Argentina en temas de participación, desarrollo, paz y cooperación internacional. Actualmente se desempeña como coordinador de campañas de Change.org en Colombia empoderando a las personas para hacer posible lo posible.