Ecopuntos, la revolución del reciclaje
En Colombia más de 200.000 familias viven del reciclaje y se exponen diariamente a enfermedades para conseguir, entre bolsas de basura y desechos, envases que puedan ser reutilizados. Conscientes de esta problemática y con el propósito de ofrecer una solución, un grupo de jóvenes emprendedores creó hace cerca de dos años Ecopuntos, una empresa con la “misión de revolucionar el reciclaje y de coger esa experiencia tradicional de reciclar y llevarla a una nueva posición, convertirla en algo mucho más entretenido”, afirma Camilo Jiménez, director del proyecto, a Young Marketing.
La empresa colombiana conformada por un equipo de administradores de empresas, ingenieros electrónicos, mecatrónicos y comunicadores sociales “se consolida como la red de dispositivos interactivos, donde tú puedes depositar todos tus envases de plástico, vidrio, alumino y tetrapack, y ganar puntos por reciclar cada empaque. Es una forma fácil y entretenida de contribuir a solucionar un problema” afirma Jiménez.
Los dispositivos de Ecopuntos, ubicados en centros comerciales y universidades de Bogotá, Lima y México D.F, funcionan de la siguiente manera. El usuario debe inscribirse en la página web de la empresa o directamente en una de las máquinas. Una vez registrado, un lector de código de barras, situado en los dispositivos, identifica el tipo de envase que el usuario va a depositar y le carga un valor en puntos a su cuenta, equivalente al envase que haya reciclado. Estos puntos acumulables pueden ser canjeados posteriormente por recargas de minutos para celular o boletas de cine a nivel nacional. Cada vez que un envase es reciclado, la plataforma publica en Facebook y Twitter dicha actividad con información adicional sobre el récord de CO2 que ha mitigado el usuario.
Todo el material recuperado es almacenado y entregado a asociaciones de recicladores, quienes reciben el material de forma descontaminada. Durante el primer año de funcionamiento de los dispositivos, se reciclaron más de 620.000 envases gracias a la colaboración de más de 135.000 usuarios que ya forman parte del sistema.
Sobre el modelo de negocio
EcoPuntos funciona bajo un modelo de negocio en el que todos los entes que participan en el proceso se ven beneficiados. Al ser una empresa socialmente inclusiva, Jiménez explica que no obtienen sus ganancias del material reciclado, sino de los patrocinadores, quienes financian la apertura de nuevos dispositivos, cubren todos los gastos operativos y dejan un margen de utilidad. La cadena de beneficios se distribuye de la siguiente manera: los usuarios que reciclan obtienen beneficios tangibles; se les facilita el trabajo a los recicladores, quienes obtienen su material de forma más digna; a las empresas patrocinadoras se les entregan certificados por parte de las asociaciones de recicladores y a la vez ganan reconocimiento entre los usuarios, puesto que los envases de empresas patrocinadoras ofrecen un puntaje más alto.
Este emprendimiento, financiado y apoyado por el British Council, el Ministerio Del Medio Ambiente, Colciencias y la Cumbre Del Cambio Climático de la ONU (COP16), tuvo que sortear un obstáculo principal antes de llegar al mercado: como asegura Jiménez, “Las principales barreras son de mentalidad, cuando intentábamos ofrecerle nuestro servicio a las marcas siempre habían unas dudas de que éramos jóvenes innovadores y emprendedores y de que si esto iba a funcionar, fue todo un proceso de tiempo, la primer barrera fue la credibilidad”, por lo que la fuerte oferta de valor fue el diferencial para que hoy Ecopuntos vaya a estar en la mayoría de universidades de la ciudad – se proyecta que para el próximo año Ecopuntos estará ubicado en más de 20 instituciones de educación superior del país.
A largo plazo el proyecto quiere llegar a más países y ciudades, además de ampliar la variedad de materiales que los dispositivos puedan recoger. Con interminables listas de espera e infinidad de cartas de intención pidiendo máquinas de Ecopuntos, se demuestra, como afirmó Jiménez a Young Marketing, que “cada botella está transformando el inconsciente colectivo de cada persona”.
Éste es un nuevo modelo de negocio con innumerables posibilidades de expansión: “en Latinoamérica está toda esta oportunidad, solo necesitamos fijarnos en aumentar la recuperación en la fuente de consumo y en innovar en la motivación hacia el consumidor”. Jiménez señala que Colombia importa anualmente 100.000 toneladas de material reciclado que se utiliza como materia prima para la producción de nuevos empaques y otros productos. Este material está disponible en el país pero termina en rellenos sanitarios y contamina el medio ambiente debido a la falta de clasificación de basuras. “La utilización de la materia prima reciclada reduce el consumo de energía y como tal reduce las emisiones de CO2 al ambiente (…). Si cada consumidor reciclara, sería dinero que se quedaría en nuestro país, en la cadena productiva y en la cadena de valor que existe actualmente en Colombia” aclara Jiménez.
El negocio del reciclaje cobra cada vez más fuerza, pues ahora la utilización de la basura tiene un potencial tangible a la hora de crear y desarrollar nuevos y exitosos modelos de empresa. La oportunidad de explotar este recurso abre la mente a infinidad de opciones sostenibles para hacer negocio con un elemento que bien utilizado le quita un gran peso al planeta y es rentable en la dinámica del mercado. Este emprendimiento en particular ofrece beneficios a la sociedad y busca mejorar la calidad de vida no solo de los recicladores, sino de todos los ciudadanos, que a largo plazo se beneficiarán con una ciudad limpia. Aunque este es solo el comienzo, Jiménez afirma que la suya “es la revolución del reciclaje”.