¿Trabajar en empresa o ser emprendedor?
- Luis Miguel Guerrero
- - mayo 6, 2015
Este dilema ha venido tomando fuerza en las ultimas generaciones; es algo que viene de lado de un mundo globalizado, de un mundo conectado y de un mundo lleno de oportunidades, donde un título profesional no te da la ventaja competitiva que le daba a nuestros abuelos o padres. La educación y la sociedad han evolucionado y con ellas las exigencias y las oportunidades del famoso “mercado laboral”.
Es muy común, como lo he mencionado en artículos anteriores, que las personas recurran al emprendimiento en momentos cruciales, como cuando se quedan sin trabajo después de “entregarle” muchos años de su vida a una gran compañía, o inclusive cuando llevan varios meses buscando trabajo sin obtener resultados. Para mí es muy claro que en generaciones anteriores, como las generaciones de nuestros padres, el trabajar toda la vida y lograr jubilarse o pensionarse de la misma empresa era una realidad muy cercana para muchas personas. Sin embargo, es igual de claro para mí que cada vez se ve menos esa “estabilidad laboral” de antaño, y lo pongo entre comillas amigo lector porque ya es hora de que sepa que la estabilidad laboral no existe: nadie es indispensable y las empresas constantemente están reajustándose y reinventándose, porque así se los exige su mercado y sus competidores.
Entonces la pregunta empieza a tomar más importancia: ¿cuál de los dos caminos me va a beneficiar más? Ser empleado es una experiencia maravillosa que todas las personas deberían experimentar en algún momento de sus vidas y no estoy hablando única y exclusivamente del “fresquito” que hemos sentido todos cuando sabemos que, a menos que algo extraordinario ocurra, vamos a tener ese salario esperándonos, ese salario que nos va a ayudar a cubrir todas o algunas de nuestras necesidades y obligaciones. Ser empleado te da la oportunidad de tener jefes, desde los buenos, que son verdaderos líderes, hasta los jefes a los que constantemente le están nombrando a su madrecita. Ser empleado te da la disciplina de cumplir un horario y la posibilidad de conocer y aprender mucho de un variado grupo de personas. Ser empleado te permite apreciar mucho más el tiempo “libre” que tienes y te permite crecer personal y profesionalmente conviviendo dentro de la cultura de una organización.
Por otra parte, ser emprendedor aparentemente te da muchas más libertades pero en realidad te exige mucho más como persona: ser emprendedor te exige ser tu propio jefe y de entrada llegar a ser jefe de un grupo de personas, y en ese caso como mínimo deberías tratar de ser el mejor jefe que puedas ser. Ser emprendedor te exige ser extremadamente creativo con tus finanzas, ya que aprendes a cubrir unas necesidades y obligaciones fijas con un ingreso en ocasiones escaso y variable. Ser emprendedor te exige auto disciplina, te exige estar conectado 100% con tus ideas y con tus proyectos para que no te encuentres un día procrastinando… los obstáculos y barreras de emprender pueden impulsarte o pueden desanimarte así que ser emprendedor incluye una gran parte de motivación personal.
Como decía al principio cada camino tiene sus ventajas y obviamente tiene sus desventajas, la clave está en analizar detalladamente que cosas te van a aportar mayor valor de acuerdo a tu situación actual. Por ejemplo, si tus finanzas actualmente están sufriendo un golpe porque tienes muchas deudas (créditos estudiantiles, tarjetas de créditos, cuotas de la casa, del carro, etc.) tal vez sea mejor emplearte un tiempo para que puedas organizar tus finanzas e inclusive ahorrar un poco para apoyarte en las primeras etapas de tu emprendimiento. De igual manera, si estás en un trabajo donde sientes que no estas dando tu mayor potencial, que no disfrutas y donde no estás aprendiendo, tal vez es hora de buscar otro camino, ya sea buscando otro tipo de trabajo o tomando la decisión de emprender. Las frustraciones se deben manejar al principio, porque si pasa mucho tiempo se convierten en remordimientos, los cuales no son nada agradables.
Es entonces un tema de oportunidades y del famoso «timing», o el tiempo preciso de las cosas. Como he mencionado anteriormente nunca va a existir un momento ideal para emprender pero definitivamente creo que es muy importante que todos los que hemos sido empleados, y todos los que hemos sido emprendedores, nos demos la oportunidad de conocer y disfrutar las bondades y desventajas de estos dos caminos.
Finalmente, no se debe olvidar que los expuestos son caminos, son formas de obtener conocimiento, aprendizajes, son medios para un fin y no deben ser nuestro único objetivo ni nuestra única meta, la vida es muy grande, compleja y hermosa y definirla o limitarla al tipo de trabajo que realizamos es poco aconsejable. No hay un camino bueno ni un camino malo, solo existimos nosotros como caminantes que avanzamos, escogemos, crecemos y aprendemos. Ojalá que durante todo este proceso nos la gocemos y seamos felices haciendo lo que más nos gusta. Como dijo Jean Paul Sartre: “la felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace”.
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