Un instrumento musical digital que funciona como una prótesis
Un grupo de investigadores del IDMIL de la Universidad de McGill, desarrollaron un instrumento de música digital que emite sonidos según los movimientos del cuerpo. El artefacto fue creado por Joseph Malloch e Ian Hattawick, bajo la supervisión del director del IDMIL Marcelo Wanderley, quienes durante más de tres años han trabajado de cerca con bailarines, músicos, compositores y coreógrafos.
A la fecha el proyecto ha dado origen a alrededor de 30 instrumentos diferentes, los cuales fueron ensamblados con sensores, suministros eléctricos y conexiones wireless. Los gestos son enviados a un computador que los decodifica y los transforma en sonido. La tecnología está diseñada para que cada artista pueda “personalizar” la música: la máquina permite controlar los sonidos que producen en tiempo real gracias al tacto, el movimiento y su localización.
El grupo de investigadores quería crear objetos que fueran hermosos, funcionales y que de igual forma representaran un instrumento musical y una extensión del cuerpo humano. El instrumento está conectado a un computador que tiene la capacidad de leer los movimientos del artista por medio de sensores. El resultado musical es controlado por una interfaz la cual se puede manipular según los gestos del intérprete o a través de un sistema computarizado.
La propuesta planteaba dos desafíos. El primero era definir cómo podría un objeto ajeno acomodarse, estética y físicamente, al cuerpo de los bailarines. El segundo era evaluar cómo los movimientos podían verse afectados por esta nueva tecnología. Ambas inquietudes hicieron necesaria la creación de una forma de pensar diferente, pues los artefactos añaden una mirada futurista a la danza, a la música y a la coreografía: los artistas se vuelven más conscientes de sus cuerpos, ya que llevan en sí mismo un peso ajeno y esto produce un obstáculo al flujo de sus movimientos. Por ende deben aprender a crear nuevos gestos que se combinen con el instrumento y que al mismo tiempo conserven la estética de la danza y sus expresiones, dando lugar a nuevos tipos de puesta en escena.
Todo acto artístico moderno trae consigo la siguiente dualidad: la tecnología ofrece libertad para mirar y pensar desde otro punto de vista los paradigmas vigentes, pero conlleva al mismo tiempo a una opresión, pues el intérprete tiene un cuerpo ajeno que lo limita y le impide ejecutar ciertos movimientos. No solo se transforma la música y la danza, sino también el teatro y otras expresiones artísticas, dando origen a una experiencia sensorial completa que integra sonidos, movimientos y colores.
Imágenes: http://www.youtube.com/watch?v=jX-PXGagp_A#t=204 (Captura de Pantalla)